Cómo superar el miedo al juicio ajeno

El miedo al qué dirán es uno de los miedos que más compartimos todos – a no ser que pertenezcas a la triada oscura.

Y, personalmente, creo que es uno de los más difíciles de superar: estamos programados para que la opinión de la gente nos importe.

Sin embargo, se puede hacer trampa, y es lo que quiero compartir hoy.

Lo que ya sabes y me voy a saltar

Vamos a evitar entrar en las típicas frases de “la gente te va a juzgar siempre, así que haz lo que quieras”o “sólo te van a criticar los que hacen menos que tú”. Que ya eso lo sabemos tod@s.

En su lugar, quiero llevarte al plano de la aceptación propia.

Porque que la opinión de la gente nos importe una mierda es consecuencia directa de cuán agusto y en paz estemos con nosotros mismos. 

No hay otra.

Una persona que más que quererse, se acepta, con su luz y sombra, opera por y para sí mism@ independientemente de la masa porque está tranquil@ en sus parámetros.

Y para ello, no es necesario tener la autoestima más grande y sana del planeta. Sino establecer como rutina algunos ejercicios que construyan nuestra aceptación.

 A mí, lo que me ha funcionado ha sido lo siguiente:

1)     
Hacer lo que digo que voy a hacer por muy pocas ganas que tenga. Cuando hacemos las cosas que nos proponemos, el cerebro consigue pruebas de que somos capaces de. Esto es lo que aumenta nuestra confianza y estima.

2)     
Ahora bien: lo hago, aunque no sea perfecto:  no buscamos la perfección, buscamos demostrarnos que sí podemos hacerlo, progresivamente lo iremos mejorando.

3)     
Luego, me perdono por no hacerlo tan perfecto y no me juzgo: aquí rompemos el bucle de criticarnos y entendemos que somos un ser humano haciéndolo lo mejor posible.

4)     
Eso es compasión, y es la que va a permitirte
abrazarte y quererte, lo que nos refuerza.

5)     
Repite todo lo anterior siempre que puedas. Con calma.

6)   
Por otra parte, tengo a mi clan. Rodéate de
gente que te acepta tal y como eres. NO necesitas a cinco o diez personas. La clave es tener un círculo que cubra nuestras necesidades de pertenencia, como si es solo una.

P    (Si empiezas a hacer cosas y pierdes a personas,  no fueron nunca tu clan. Además, cuando empiezas a hacer cosas empiezan a llegar nuevas personas. Bilif mi.)

Ya con esto tienes dos pedales: tu confianza escalando y tu gente, la que te sostiene e importa de verdad.

Si quieres un extra añade afirmaciones  o regula tu diálogo interno, pero no hay nada más poderoso que la acción, honestamente.

Ahora, ¿cómo nos giramos hacia el mundo?

Entendiendo que la realidad es un juego de proyecciones.

La visión que tenemos del mundo es distinta en cada persona porque cada persona tiene una experiencia vital que moldea su neuroanatomía de manera única.

Sus principios, juicios, sistemas, valores, entendimiento y visión son totalmente individuales y subjetivos.

Por eso, lo que para ti está bien, para mí no tiene sentido, o está mal.

Entonces, entendiendo que la visión “del otro” (o la otra) depende de él/ella, le hacemos responsable. Es suyo, no nuestro.

“Vale Gara, eso lo entiendo, pero a mí me sigue doliendo que piensen mal de mí o que
se rían de mí.”

Normal. El cambio no sucede de un día para otro. Es cuestión de trabajar la aceptación de un@ mism@ a través del no juicio. Soy lo que soy, y eso está bien.

Insisto, es un proceso.

Pero ya verás la diferencia entre actuar para los demás y actuar para un@ mism@. En el primero te desgastas, en el segundo te refuerzas:

Si vas a empezar a subir reels, por ejemplo,  por los likes o las vistas, vas jodid@. Porque estás cediendo tu poder y felicidad a un número. Ahora bien, si quieres subir reels porque te gusta e ilusiona la idea de compartir, es completamente diferente.

¿Me vas siguiendo? En el primero te vas a pique, en el segundo, eres feliz.

Que es lo único importante.

Así que, ¿cómo superamos el miedo a ser juzgado? Trabajando en nuestra aceptación y recordando que la opinión ajena, es ajena.

A tope.

Nos leemos