Bajona de la cafeína

Si eres una persona cafetera, esta entrada te interesa.
 
Porque seguro que habrás entrado en el bucle del “necesito un café” varias veces al día.

 

Y a parte de lo potencialmente insano, existe una explicación del por qué y cómo remediarlo.

Adenosina y cafeína

 

Desde que nos despertamos las neuronas comienzan a sintetizar un residuo, la adenosina.

 

Molécula de la cual depende la vigilia y el estado de alerta a lo largo de las 24h.

 

Su baile es muy simple y tiene dos vías:

 

Al acoplarse a receptores A va inactivando los centros de alerta, es decir, nos da somnoliencia.

 

Y al acoplarse a los receptores B, activa a los centros del sueño: nos sobamos.

 

Efecto 2 x 1.

 

De forma que a medida que va pasando el día, la adenosina se va acumulando en el organismo y vamos teniendo más sueño.

 

Pero este no es el motivo por el que nos quedamos dormidos, esa es otra historia.

 

Ella simplemente nos prepara para ello, hasta que llega la cafeína.

 

El juego de la cafeína

 

La cafeína, que tiene una estructura semejante a la adenosina, compite con ella por sus receptores.

 

Pero al acoplarse no tiene su efecto (no activa el 2×1) sino que simplemente los bloquea impidiendo que ella se una. 

 

Lo que interrumpe el proceso y nos evita sentirnos cansados.

 

Ahora bien, ¿qué ocurre cuando la cafeína se metaboliza?

 

Que toda la adenosina que se ha estado acumulando en el medio comienza a unirse, viniéndosenos encima una bajona brutal.

 

Porque se suma el cansancio que tenemos más el que no hemos sentido.

 

De ahí que estemos más cansados que al principio y necesitemos otro café.

 

Esto ocurre a las 5 o 6 horas después de su ingesta – aunque varía entre personas.

 

Por eso, almediodía o después del almuerzo, es necesario otro cafecito.

 

Entonces, ¿cómo evitamos la bajona?

 

La clave es amortiguar tanta acumulación de adenosina.

 

Para ello se recomienda despertar y no tomar cafeína hasta una hora y media más tarde.

 

Unos 80-120 minutos.

 

Esto da margen para que la adenosina interactúe con los receptores y no se ultraacumule.

 

Luego lo suyo, si estás muy enganchad@ sería ir mezclando el café con el descafeinado (nada
nuevo), reduciendo la dependencia del bucle.

 

 Y una vez y tomes dos cafés al día en vez de dos cafeteras, puedes jugar con los tiempos.

 

Por la mañana y almediodía, a media mañana y después de comer, etc.

 

A sabiendas que para descansar bien, es mejor no tomar a partir de las dos-cuatro de la tarde.

 

 De resto, lo mejor es experimentar y probar para entender la realidad de nuestro organismo en base a lo que la ciencia dice.

 

Eso sí, no está de más recordar, que muchas personas señalan un aumento de la energía, de la capacidad de concentración y del estado de humor al dejar el café por completo.

 

Pero esto, igual para otro post.

 

Nos leemos

 

🙂