¿Estamos programados para ser crueles con los demás?

 

Los animales sociales estamos programados para establecer una dicotomía entre ellos y nosotros.

 

Y, subconscientemente, ellos no solo no nos gustan, sino que además exageramos las características que nos hacen ser maravillosos.

 

De esto se encarga la oxcitocina. La hormona que promueve el vinculo materno-filial, el parejil, la empatía,  el comportamiento pro-social…

 

Hasta que miramos más de cerca.

 

La oxitocina solo hace esas maravillas cuando piensas en esas personas que forman parte del nosotros, como miembros del grupo.

 

En líneas generales, nos vuelve más cooperativos y fundamentalistas con los nuestros.

 

Pero, ¿qué hace con ellos, con el resto?

 

Nos vuelve  preventivamente agresivos, menos cooperativos y nos da margen para un mayor rechazo.l.

 

A un grupo de estudiantes se les presentó el típico caso filosófico del tren que va a atropellar a cinco personas amarradas en la vía a no ser que vaya por  otra vía atropellando a una sola persona.

 

Tras inhalar oxitocina (sin saberlo), si a la persona de la vía lo llamaban con un nombre propio de otro país,
aumentaba la proporción de alumnos que escogían la opción de sacrificarle, en comparación a los grupos controles.

 

 

Por lo tanto, ante la duda, sí, preferimos ser más crueles con aquellas personas que no forman parte del nosotros.


Menos mal que tenemos a la razón y la moral, ¿no?


Nos leemos!



 

Fuente: Sapolsky