Lo cual nos deja con una acción personal que debe servir, crear, conectar, enseñar, deleitar o construir en esta vida dada. ¿Se te viene alguna idea a la cabeza?
Ya vas cerca, entonces.
¿Cómo dar supuestamente con el IKIGAI?
Con el Flow
Seguramente habrás vivido lo que es perder la noción del tiempo al entrar en estado de Flow.
Realmente es tan poderoso porque cuando fluimos, la mente se ordena y calla, de ahí la paz que sentimos.
Por eso, aparte de meternos en nuestros intereses, hay que buscar las actividades que nos hagan perder la noción del tiempo, las que nos apasionan.
Como quien cocina y se olvida de las 5 horas que han pasado y de todo lo que tiene que fregar, el que dibuja y se va en el papel, el que habla en público y se transforma, el que surfea hasta que sin darse cuenta está la puesta de sol…
El siguiente paso, tras ensayo y error, sería interrelacionarlos con acciones que puedan cumplir los otros puntos.
Si no, estarás cojo/coja.
Por ejemplo, si has encontrado un trabajo por el que te pagan bien, que no está relacionado contigo (con lo que eres bueno o lo que amas), el vacío es inevitable.
O si has dado con lo que amas pero no la forma en la que el mundo lo necesita, habrás dado con una satisfacción sin riqueza y una incertidumbre ante ¿qué hago con esto?
Por eso es importante, resolver el puzle en las cuatro direcciones, para saber el cómo, dónde, cuándo y por qué de nuestras acciones.
Pero es un trabajo individual, personal e intransferible como el bono de guagua, que puede modularse y cambiar a medida que crecemos lógicamente, pero en esencia será lo mismo:
Nuestra razón de ser.
El IKIGAI original no es un diagrama de Venn
El Ikigai original hace referencia a las circunstancias mentales y espirituales en las que las personas sienten que sus vidas son valiosas.
Si lo comparamos con el bienestar emocional-psicológico, el ikigai no está sujeto al tiempo, por lo que aunque estemos pasando una situación difícil o sombría, podemos sentirlo a través del deseo de lograr nuestras metas y salir adelante.
Esto quiere decir que tampoco está ligado a la situación económica personal (aunque la acumulación de capital y bienes puede derivar de él).
Ni a lo que el mundo necesita de ti, o lo que se te da bien, o lo que te gusta.
Está siempre con nosotros y establece un estado mental único en el disfrutamos de la sensación de que la vida merece la pena.
Por lo que no es un diagrama con aires de entrepeneur con pasos a seguir, sino la sensación de ser un individuo consciente cuyo motivo para existir es ese, sentir la plenitud que anida en ello.
🙂
Nos leemos
Libros:
Ikigai – Héctor García y Francesc Mirales (no japoneses)
Ken Mogi – The little book of Ikigai
Misunderstood of Ikigai
Misunderstood of Ikigai 2