La bipolaridad es una de las enfermedades mentales más duras, incapacitantes, comunes y con mayor tasa de heredabilidad (70%!).
Y, sin embargo, es de las más desconocidas.
Así que, dada una petición particular, hoy traigo una breve explicación.
¿Qué es?
Es una enfermedad mental crónica episódica (que va por intervalos de tiempo) de episodios repetitivos y recurrentes de manía y depresión.
Depresión todos intuimos/sabemos lo que es – aunque ya me meteré con ello.
Pero maníacos, ante la duda, son episodios en los que estamos a tope y,o bien se presenta una irritabilidad elevada o bien una energía altísima.
Para tener una idea, los síntomas suelen ser: sentimientos de importancia (no reales), disminución de la necesidad de dormir, gran locuacidad, aceleración del pensar, distracción (pimpampimpam),participación en actividades peligrosas (adrenalina), entre otras.
Eso sí, cada caso es un mundo y se podría decir que existen trastornos bipolares como pacientes.
Pero en línea general, la bipolaridad se subdivide en cuatro tipos diferentes según el curso longitudinal del trastorno.
Es decir, la dinámica de los episodios:
Bipolaridad tipo I: se alternan episodios de manías y depresión con episodios mixtos que son en realidad una mezcla de ambos.
Bipolaridad tipo II:se alternan fases depresivas e hipomaníacas (sin mezclarse).
En este caso, los pacientes suelen tener más episodios que los del tipo I.
Y además, el tiempo entre ellos, suele cursar con algún tipo de subsintomatología, es decir, no es una remisión limpia.
Trastorno esquizafectivo de tipo bipolar: Cursa similar al tipo I pero con presencia de síntomas psicóticos (delirios o alucinaciones) en ausencia de depresión y manía.
Ciclotimia: se alternan fases pletóricas con tristeza, sin llegar a la depresión o la manía. Es decir, una versión más suave.
Bien, pero ¿por qué este desajuste?
Los componentes fisiopatológicos son bastante desconocidos, tanto que nos los he podido traer.
Aunque por la respuesta a los medicamentos y las neuroimágenes, se sabe qué áreas están involucradas, no se entiende qué ocurre realmente.
Por suerte, según la última review, de cara a un futuro la situación es esperanzadora:
Ya se han identificado varios genes, la computación está arrojando resultados sobre el trastorno y las células madre ya son parte de la farmacoterapia.
Y además, se están aplicando nuevos modelos para probar tratamientos estabilizadores del estado de ánimo reduciendo la magnitud de los episodios.
Así que, aunque queda mucho por conocer para dar una mejor calidad de vida a estas personas, a pico y pala, hacemos camino, como siempre.
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